Esto nos ha pasado a todas . Las mamás que hemos conseguido dar de mamar, cuesta trabajo. Debo decir que esto no es del todo mérito nuestro (alguna habrá no obstante), sino de la elección de un buen hospital donde prime el contacto piel con piel nada más nacer y unas enfermeras formadas y profesionales en el tema.
Una vez que lo consigues, pues debes ir al pediatra a menudo. Yo estaba en el grupo de Lactancia de Monterrozas (Madrid), al que fui antes de dar a luz (para saber lo que me esperaba, más que nada, yo precavida soy un rato laaaarrrgo, y la verdad es que me sirvió), a las mamás de los recién nacidos, las enfermeras del grupo solían ofrecer las basculas para pesarles.
En este sentido os voy a contar mi experiencia, cada una tenemos nuestra historia. Creo que es un tema delicado y yo aún no soy asesora de lactancia, por eso mis consejos debéis cogerlos, guardarlos y contrastarlos para ver si se adaptan a vuestro caso en particular. Colgaré un articulo (creo que es el próximo, y será entre hoy y mañana) sobre estos grupos de lactancia, tan necesarios a mi entender.
Mi hijo fue un niño grande al nacer, casi 4 kg. A mi, decidieron ponerme a régimen, ya que yo no cocinaba, la mayoría del tiempo me quedaba con hambre.
La lactancia lleva consigo misma dos factores indiscutibles: las ganas de comer y el dolor de brazos.
Yo pasaba hambre, el peque fue creciendo de largo pero parecía cada vez más delgado, en estas sesiones de lactancia parecía que iba perdiendo peso. En este momento, os lo prometo, sientes presión. Y os explico por qué.
Alek tenia un comportamiento normal, no lloraba ni más ni menos.
Alek se enganchaba bien, y tenía sus tomas.
Y lo más importante, Alek hacía CACA y PIS muy bien, mojaba pañal vamos.
Y en esto es en lo que te tienes que fijar y en tu instinto, si yo no lo hubiera hecho, Alek hubiera terminado con lactancia mixta y puede que solo con biberón, que no es nigún pecado, pero en mi caso pues no me hubiera hecho ninguna gracia.
Después del mosqueo de las basculas, las del piso de arriba y las del piso de abajo daban pesos distintos, cada vez que se le pesaba esos números parecían los números de una maquina tragaperras….yo como ingeniera tenia un mosqueo importante, pero con la condescendencia de una mujer que acaba de parir, NADIE te hace ni caso, porque estás con LAS HORMONAS.
Pues bien, amigas, resultó que las máquinas estaban descalibradas (vamos que pesaban lo que les daba la gana), me llamaron del centro de salud para decírmelo. Pasaron 10 días desde es el último peso y la llamada, 10 días de aguantar a las personas a mi alrededor, que querían darle biberón, 10 días de presión, 10 días de ir al medico (una defensora de la lactancia) menos mal y ponerme suplementos para engordar yo y de paso mi hijo. No dejé el pecho, hicimos algún biberón que rechazó. Así es que aquí me encuentro con mis kilitos de más, bastantes y más feliz que una perdiz y con un niño sano que lo único que hizo fue crecer a lo largo en lugar de a lo ancho.
Visto con distancia, me parece que los mantenimientos de maquinaria, deberían ser más exhaustivos en los hospitales, deberíamos pensar, en lugar de fiarnos solo de lo que dice una máquina. Gente con criterio ven a mi!!!!! sobre todo porque estamos hablando de la salud de personas, aunque casi siempre estamos hablando de lo mismo, ya sea a nivel emocional o físico, no?
Espero que esta entrada pueda ayudar a alguna familia a que su lactancia sea SALUDABLE y sin miedo. Si teneis alguna historia parecida sentiros libres amigas de contarla en los comentarios del blog o de facebook!!!
Espero que lo compartáis o deis a ‘me gusta’ si os ha gustado, si no os ha gustado, espero que también le deis a ‘me gusta’ 🙂
Un abrazo embarazoso!
Vámonos!